Giacomo Baraldo – Vigneron en San Casciano dei Bagni

Historia

La pasión de Giacomo Baraldo por el vino nació durante su decimoctavo cumpleaños, cuando dos botellas abiertas por su padre revelaron el poder evocador de aromas y sabores. Desde ese momento, su vocación se convirtió en estudio, investigación y experimentación. Tras terminar la escuela secundaria, se matriculó en Viticultura y Enología y, en 2009, junto a su padre, plantó las primeras cepas de Sangiovese, Merlot y Cabernet Sauvignon en el viñedo Bossolo, una parcela de 0,6 hectáreas a 515 metros de altitud. Su formación se enriqueció con experiencias internacionales en Burdeos, Patagonia, Nueva Zelanda y, sobre todo, en Borgoña, en el prestigioso Domaine de Montille. De regreso a la Toscana en 2016, Giacomo comenzó a elaborar vinos que reflejan el alma del territorio, uniendo tradición e innovación.

Filosofía en el viñedo

La gestión de los viñedos de Giacomo Baraldo se basa en el respeto al medio ambiente y la valorización de los suelos. Todas las parcelas están cubiertas de vegetación espontánea, esencial para mantener la estructura y fertilidad de la tierra. El trabajo se realiza casi exclusivamente de forma manual, siguiendo una filosofía artesanal que privilegia la calidad sobre la cantidad. Los tratamientos se limitan a cobre y azufre, aplicados cuidadosamente según las condiciones climáticas y estacionales. En junio de 2017, todo el viñedo Bossolo fue replantado con Sangiovese en pureza, mientras que en las laderas occidentales del Monte Cetona nació el viñedo “l’Affacciatoio”, dedicado a Grechetto y Chardonnay. A ello se suman las históricas parcelas de Vigna Pozzone y Vigna Caccialupi, ejemplos de viticultura orientada al equilibrio y la sostenibilidad.

Enfoque en la bodega

La bodega de Giacomo Baraldo es el punto de encuentro entre la experiencia adquirida en el extranjero y el respeto por las particularidades locales. La vendimia siempre es manual, con rendimientos limitados a 1–1,3 kg por cepa, lo que garantiza uvas de gran concentración aromática. La vinificación se lleva a cabo con un uso equilibrado de la tecnología, evitando forzamientos y favoreciendo fermentaciones espontáneas o con levaduras seleccionadas según el varietal. La crianza se desarrolla en acero, madera o cemento según las necesidades, con el objetivo de resaltar frescura y finura expresiva. Cada decisión refleja el deseo de preservar la pureza varietal y la identidad territorial, en especial el carácter único del Sangiovese.

Un proyecto entre Toscana y Nueva Zelanda

Además de la producción toscana, Baraldo desarrolla un proyecto apasionante en Nueva Zelanda, donde elabora Pinot Noir en Waipara Valley. Esta experiencia internacional enriquece su recorrido, confirmando una visión abierta y dinámica. Sin embargo, sus raíces permanecen en San Casciano dei Bagni, donde los vinos expresan la profundidad de los suelos y la vocación de las viñas. Hoy, la bodega representa una realidad joven y vibrante, capaz de unir rigor científico y sensibilidad artesanal, creando vinos que destacan por su elegancia, autenticidad territorial y capacidad de envejecimiento.