¿Cómo se elabora el vino rosado?
«El vino rosado es a menudo víctima de prejuicios: hay quienes lo consideran un compromiso entre blanco y tinto, quienes lo asocian exclusivamente con el verano y quienes ni siquiera saben de dónde viene su color pálido y fascinante. Sin embargo, el rosado es un estilo real, con técnicas muy precisas y una dignidad productiva que nada tiene que envidiar a los demás.
En esta guía respondemos de forma clara y completa a la pregunta «»cómo hacer vino rosado«», profundizando también en los temas de elaboración del vino, las uvas utilizadas, las diferencias con el rosado francés, hasta los maridajes y tipos más habituales.
¿Qué significa vino rosado?
El vino rosado es un vino elaborado con uvas tintas pero vinificado con el fin de obtener un color claro, que puede variar desde el rosa empolvado hasta el rosa cereza. La principal característica radica en el breve contacto entre los hollejos y el mosto: bastan unas horas para extraer el color deseado y una ligera impronta tánica.
No es un «»medio vino»», sino un estilo preciso, apreciado por su frescura, bebibilidad y versatilidad. Perfecto para quienes buscan una alternativa vivaz y ligera a los tintos intensos, pero con más cuerpo y carácter que los blancos más finos.
¿Qué uvas se utilizan para el vino rosado?
Una de las preguntas más habituales es: «»¿Pero con qué uvas se elabora el vino rosado?»». La respuesta es sorprendentemente sencilla: con cualquier variedad de uva tinta.
En Italia, por ejemplo, cada territorio tiene su preferencia. En Puglia se prefieren Negroamaro y Primitivo; en Abruzos reina Montepulciano; en Toscana trabajan con Sangiovese, mientras que en el norte de Italia se encuentran Corvina, Lagrein y Pinot Noir.
En el extranjero, especialmente en Provenza y el sur de Francia, los rosados se elaboran con garnacha, cinsault, mourvèdre y syrah.
Por tanto, no hay una respuesta única: la calidad de la uva es la clave, más aún que la variedad de uva elegida.
¿Cuál es la diferencia entre rosè y rosato?
Los términos “rosé” y “rosato” se utilizan a menudo como sinónimos, pero detrás de ellos hay matices interesantes. En Italia, “rosato” es el término técnico y oficial. “Rosé”, en cambio, es el nombre francés, pero también el más utilizado en el marketing internacional, quizás porque suena más elegante o más exótico.
La diferencia más importante está en el estilo. Los rosados italianos tienden a ser más afrutados, a veces más estructurados, a veces incluso con un tanino ligero. Los rosados franceses –especialmente los de Provenza– suelen ser más claros, más florales y con un color casi transparente.
Entonces la diferencia no está sólo en la palabra, sino en la filosofía de producción.
¿El vino rosado es malo para ti?
Es un mito que hay que desmentir. El vino rosado no es malo, como cualquier otro vino: siempre depende de cuánto se bebe y de cómo se elabora.
Si hablamos de vino rosado natural, vinificado sin clarificación, sin levaduras seleccionadas y sin fuertes intervenciones, entonces podemos hablar incluso de una bebida más digerible, vivaz y rica en energía.
Además, precisamente por estar elaborado con uvas tintas, contiene polifenoles, que tienen efectos antioxidantes beneficiosos. Por tanto, con moderación, fácilmente puede formar parte del consumo consciente.
Maridajes con vinos rosados
Uno de los puntos fuertes del rosado es que combina muy bien con muchos platos. Es un vino camaleónico, que consigue combinar la acidez de los blancos con una ligera estructura del tinto.
Aquí hay algunas combinaciones que vale la pena probar:
- Mariscos y mariscos crudos, con rosados minerales y sutiles
- Platos de cocina asiática y picante.
- Quesos frescos, queso de cabra, robiola
- Carnes blancas a la parrilla o guisadas
- Pizza con verduras o embutidos ligeros
Si quieres hacerte una idea concreta, explora nuestra selección de vino rosado natural y artesanal.
¿Cuál es el mejor rosado?
La respuesta es subjetiva, pero algunos nombres destacan por su calidad, coherencia y reconocibilidad. En Italia, el Rosato le Coste, el Rosè Supernova, el Forcinella y el De Bartoli Etna Rosato
¿Y entre los productores de vino rosado natural? Hay un mundo maravilloso hecho de microproducciones vivas, sin filtrar, con uvas autóctonas y fermentaciones espontáneas. Absolutamente vale la pena probarlo si buscas un vino auténtico y poco convencional.
Los tipos de vino rosado
La elaboración del vino rosado no es única. Existen diferentes técnicas para la obtención de un vino rosado, y cada una incide en el perfil final:
- El prensado directo es el método más delicado: las uvas se prensan inmediatamente y el mosto fermenta casi sin contacto con los hollejos. El resultado es un vino pálido, fresco y muy fino.
- El escurrimiento (también llamado «»saignée»») consiste en tomar una parte del mosto durante la vinificación de un vino tinto, con el fin de concentrar su cuerpo y obtener un rosado más intenso y sabroso.
- La mezcla entre vino blanco y tinto, aunque poco común y en muchos casos prohibida para los vinos tranquilos, está permitida en algunos tipos de vino espumoso rosado.
- Por último, están los rosados macerados, a menudo naturales, que permanecen en contacto con los hollejos durante uno o varios días: más intensos, rústicos y también aptos para platos más estructurados.
Cada técnica responde a un estilo. Lo importante es que el resultado sea acorde con la materia prima y con la identidad del enólogo.
El rosado no es una moda pasajera, sino una auténtica expresión del territorio y de la mano del productor. Combina inmediatez y personalidad, ligereza y estructura. Y hoy, entre una elaboración precisa del vino, prácticas naturales y una creciente atención del público, podemos decir con certeza que el vino rosado, cómo se elabora, importa más que nunca.
Para quienes buscan nuevas emociones en la copa, es un universo por explorar.
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