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Cantina Viola en Alcamo: el corazón del vino siciliano

Una historia de familia y pasión

En Alcamo, a medio camino entre Trapani y Palermo, la familia Viola mantiene un profundo vínculo con el vino y con su tierra. El padre de Aldo y Alessandro era viticultor y cultivaba uvas principalmente para venderlas, aunque en la mesa familiar nunca faltaba una botella de vino casero. Esa presencia constante marcó a los hijos, que decidieron transformar este legado en su propio camino profesional. Alessandro, tras licenciarse en enología y viticultura, adquirió experiencia en Piamonte y en el Etna, dos territorios fundamentales en su formación. Así, la tradición familiar se fusionó con una visión moderna que interpreta la viticultura siciliana con autenticidad y respeto por la naturaleza.

Filosofía en el viñedo: la naturaleza como protagonista

A finales de los años noventa, cuando la producción vinícola siciliana estaba dominada por la tecnología y la búsqueda de cantidad, Alessandro Viola eligió el camino contrario. Adoptó una filosofía de viticultura en sustracción, donde el objetivo no es dominar la naturaleza sino dejar que se exprese libremente. Sus viñedos, situados entre Contrada Fastuchera y Contrada Pietra Rinosa, encarnan este principio: siete hectáreas cultivadas con cubierta vegetal natural, sin químicos invasivos y con la mínima intervención posible. Para Viola, el viñedo es un ecosistema vivo, donde cada equilibrio natural aporta beneficios directos a la calidad final del vino.

En la bodega: esencialidad y autenticidad

La misma filosofía continúa dentro de la bodega. Cada vinificación se realiza con sencillez, sin exceso de tecnología ni correcciones artificiales. El objetivo principal es preservar la identidad de las uvas y del terroir. Variedades como Catarratto, Grillo, Nero d’Avola, Syrah y Nerello Mascalese se transforman en vinos que narran no solo una cepa, sino también el territorio del que proceden. La fermentación espontánea y la mínima manipulación dan como resultado vinos sinceros, expresivos y fieles al principio de la pureza natural.

Territorio y variedades: entre caliza y arcilla

Los viñedos de Viola se reparten en dos zonas con características muy distintas. En Contrada Fastuchera, a unos 400 metros sobre el nivel del mar, los suelos calcáreos y la proximidad al Monte Bonifato aportan frescura y mineralidad. En Contrada Pietra Rinosa, los suelos arcillosos y las diferentes altitudes ofrecen estructura y complejidad. Esta doble alma se refleja en los vinos, que combinan elegancia, equilibrio y capacidad de guarda. Cada botella es la prueba de lo que Sicilia puede expresar cuando la naturaleza se manifiesta sin límites.