Vosne-Romanée 1er Cru “Cuvée Duvault-Blochet 2002 Domaine Romanèe Conti

Romanée-Conti Vosne-Romanée 1er Cru “Cuvée Duvault-Blochet” 2002

El alma clásica de Borgoña firmada por Domaine de la Romanée-Conti

La añada 2002 representa un año clásico y equilibrado, ideal para comprender la elegante sofisticación de la Cuvée Duvault-Blochet. Elaborado en cantidades extremadamente limitadas con viñas jóvenes seleccionadas de los legendarios Grand Cru del DRC (La Tâche, Richebourg, Romanée-St-Vivant, Echézeaux), este 1er Cru expresa una grandeza sutil, con transparencia aromática y profundidad tánica.

Viñedo y vendimia
El 2002 fue un año fresco pero estable, con un verano seco que permitió una maduración lenta y completa de las uvas. Las parcelas para esta cuvée se cultivan según principios biodinámicos certificados. Vendimia manual con rigurosa selección.

Vinificación y crianza
Fermentación espontánea con levaduras autóctonas en cubas de madera abiertas, sin control artificial de temperatura, conforme a la filosofía del Domaine. Crianza de 16 a 18 meses en barricas nuevas de roble francés, sin clarificación ni filtrado.

Notas de cata

• Color: Rubí brillante con matices granates, muestra evolución noble.

• Nariz: Frutos rojos maduros (frambuesa, cereza), sotobosque, especias dulces, té negro, pétalos secos y grafito.

• Boca: Preciso y armonioso; taninos sedosos, acidez viva y fondo mineral en un final prolongado.

Maridajes recomendados
Codorniz rellena · Cordero asado con hierbas · Risotto de boletus · Tartar de ciervo · Quesos de corteza lavada curados (Époisses, Taleggio añejo)

Temperatura de servicio: 16 °C · Decantación: 1 hora recomendada

Ficha técnica

• Productor: Domaine de la Romanée-Conti

• Añada: 2002

• Denominación: Vosne-Romanée 1er Cru “Cuvée Duvault-Blochet”

• Variedad: 100% Pinot Noir

• Agricultura: Biodinámica certificada

• Vendimia: Manual, con selección rigurosa

• Fermentación: Espontánea con levaduras autóctonas en cubas de madera

• Crianza: 16–18 meses en roble nuevo

• Filtrado: Ninguno

• Alcohol: ~13,5% vol

• Producción: Muy limitada

• Distribución: Solo por asignación

Domaine de la Romanée‑Conti

La esencia absoluta de Borgoña, cimentada en el rigor, la tierra y el tiempo

El Domaine de la Romanée‑Conti, conocido simplemente como DRC, es mucho más que un productor de vino: es un icono global y un símbolo de perfección enológica en el corazón de la Côte de Nuits, en Vosne‑Romanée. Su historia se remonta siglos atrás, y está ligada a la legendaria viña homónima —la Romanée‑Conti—ya venerada en el siglo XVIII y deseada por nobles y cardenales. Su forma moderna se consolidó en el siglo XX bajo las familias de Villaine y Leroy, que siguen compartiendo su gestión y visión. Todos sus viñedos son Grand Cru, situados en las parcelas más nobles de la Borgoña, desde La Tâche y Richebourg hasta Romanée‑Saint‑Vivant y Montrachet. La producción es extremadamente limitada, y cada botella encarna una búsqueda extrema de pureza, profundidad y coherencia con el terruño.

En viñedo: biodinámica rigurosa y respeto absoluto al terroir

En el Domaine, la viticultura no es una moda, sino una convicción profunda. Sus viñedos cuentan con certificación biodinámica desde hace años, aunque el respeto por la tierra precede a cualquier sello. Todas las labores, incluida la vendimia, son manuales, enfocadas en la expresión máxima de cada cru. La vid se trata individualmente, sin forzamientos, sin riego, sin productos sintéticos. Los rendimientos son extremadamente bajos, y, junto a la antigüedad de las viñas, generan uvas de concentración y complejidad únicas. El concepto central es el tiempo: el tiempo para escuchar la tierra, observar la viña y esperar la madurez exacta. Solo así se logra un vino que trasciende décadas.

En bodega: rigor, gravedad y un clasicismo casi religioso

La vinificación en DRC se lleva a cabo con un rigor casi monástico, observando cada micro-parcela con meticulosidad. Las uvas se seleccionan una por una, con un criterio casi obsesivo. La fermentación ocurre en depósitos de roble con levaduras autóctonas, frecuentemente con racimo entero, y sin control artificial de temperatura. El mosto sigue su camino natural, sin intervención mecánica. Tras la fermentación, los vinos maduran unos 18 meses en barricas nuevas al 100%, siempre con la finalidad de conservar la identidad y no enmascararla. No se toleran atajos ni compromisos. Cada cuvée se embotella sin filtrar después de una evolución lenta, precisa y silenciosa. El resultado es un vino fuera del tiempo, sin modas ni concesiones, que habla con una voz única, etérea y vibrante.