Seraphin 2022 Julien Peyras

Séraphin 2022

Filosofía en el viñedo: cuidado artesanal y autenticidad del suelo

Séraphin 2022 proviene de antiguas viñas de Garnacha cultivadas en suelos arcillo-calcáreos, con un respeto absoluto por los ritmos naturales. La viticultura es estrictamente orgánica y biodinámica, sin tratamientos sintéticos. Todo el manejo del viñedo es manual: sin herbicidas ni riego, solo observación constante e intervenciones mínimas. La salud de la viña es el punto de partida para un vino que expresa con fidelidad el terruño del Languedoc.

La vendimia se realiza a mano con una rigurosa selección de racimos. El rendimiento se limita intencionadamente para concentrar la expresión del fruto, generando uvas densas, sanas y llenas de vida.

En bodega: vinificación esencial y sin artificios

La vinificación de Séraphin 2022 sigue una filosofía de mínima intervención, precisa y sin concesiones. Las uvas se pisan a pie y fermentan en depósitos abiertos con levaduras autóctonas, sin control de temperatura ni aditivos. La maceración es corta, respetando el carácter delicado de la Garnacha y preservando su frescura.

El vino se cría durante unos meses en depósitos de acero inoxidable, y se embotella sin filtrar, clarificar ni añadir sulfitos. El resultado es un vino puro y vibrante, que refleja la uva y el año con total sinceridad.

Notas de cata y variedad

Séraphin 2022 está elaborado con 100% Garnacha, variedad emblemática del sur de Francia. El color es rojo púrpura brillante con reflejos violáceos. En nariz se aprecian aromas de cereza fresca, fresas silvestres, flores y un toque especiado dulce. En boca es jugoso y ágil, con taninos suaves, acidez viva y un final largo y salino.

Ficha técnica

• Cosecha: 2022

• Zona de producción: Languedoc, Francia

• Variedad: 100% Garnacha

• Sistema de cultivo: Viñas viejas, cultivo orgánico y biodinámico

• Vendimia: Manual con selección en viñedo

• Vinificación: Fermentación espontánea, pisado a pie, maceración corta

• Crianza: Depósitos de acero inoxidable, sin filtrar ni clarificar

• Sulfitos: No añadidos

• Grado alcohólico: Aproximadamente 13% vol

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Domaine Julien Peyras

Una viticultura basada en el respeto profundo por la tierra

Julien Peyras cultiva sus viñas en las colinas del Languedoc, en el sur de Francia, en un entorno agrícola donde el clima mediterráneo y la biodiversidad espontánea conviven en equilibrio. Desde el inicio, su elección ha sido radical: ningún tratamiento químico, ni en el viñedo ni en la bodega. El suelo se trabaja de forma suave, a menudo a mano, para no alterar su vitalidad. Las viñas se cultivan con un enfoque ecológico, siguiendo un calendario lunar que favorece la armonía entre planta, suelo y estación.

El viñedo se convierte en un ecosistema vivo. No se trata solo de cultivar uvas, sino de observar, escuchar y acompañar a la naturaleza en su ritmo. Julien trabaja con viñas viejas, muchas con pie franco, y apuesta por variedades autóctonas y resistentes como Cinsault, Carignan, Garnacha y Syrah, que expresan una identidad profundamente territorial en sus suelos arcillo-calcáreos. La hierba crece libremente, los insectos circulan sin obstáculos y el equilibrio se mantiene sin forzar.

Vinificaciones instintivas y sin concesiones

En la bodega, Julien sigue el mismo principio que en el campo: dejar que el vino se exprese, sin máscaras ni correcciones. Las uvas se despalillan a mano y se pisan con los pies, como antiguamente, en depósitos abiertos. Las fermentaciones son espontáneas, sin levaduras añadidas ni control de temperatura. El mosto se acompaña con delicadeza e intuición, buscando preservar la energía y la transparencia de cada cosecha.

Sus vinos no se filtran ni clarifican, y no contienen sulfitos añadidos, ni siquiera en el embotellado. El resultado son vinos libres, vibrantes y a menudo sorprendentes, que cuentan cada añada de forma única. Cada botella es fruto de una filosofía artesanal y radical, que rechaza la estandarización en favor de la verdad del jugo de uva fermentado. Un enfoque que requiere confianza, paciencia y una escucha constante, como si el vino tuviera vida propia.