Ribolla Gialla 2016 Gravner

Ribolla Gialla 2016

Venezia Giulia IGT – Gravner

La esencia de la tierra en ánfora

Un vino nacido del tiempo y la espera

La Ribolla Gialla 2016 de Gravner representa la culminación de una filosofía de elaboración radical, enraizada en las colinas del Collio. Procedente de viñedos en Oslavia, al este del Friuli, este vino encarna una visión ancestral, donde la naturaleza marca el ritmo y el hombre escucha. Tras una vendimia manual, las uvas siguen un proceso de vinificación lento, respetuoso y sin atajos.

Fermenta en ánforas georgianas enterradas, con larga maceración con las pieles, y envejece durante unos seis años en grandes toneles de roble. Una vez embotellado, reposa aún más tiempo antes de salir al mercado. Es un vino que no persigue tendencias, sino que expresa con fuerza y sobriedad una manera atemporal de entender el vino.

Filosofía en el viñedo y enfoque en bodega

Los viñedos se cultivan bajo principios orgánicos estrictos, sin riego ni tratamientos químicos. Las producciones son bajas y cada cepa recibe un cuidado casi místico. En bodega, la intervención es mínima: sin clarificación, sin filtración, sin levaduras añadidas ni control de temperatura. El vino se forma solo, en la oscuridad, en contacto con las pieles durante meses.

Las decisiones de Gravner siguen una única lógica: respeto. Respeto por la uva, por la tradición y por el ritmo natural de las estaciones. La añada 2016 dio una Ribolla de gran equilibrio, donde tensión, estructura y elegancia conviven en perfecta armonía.

Notas de cata

Color dorado intenso, con reflejos ámbar. En nariz, se abre lentamente, revelando notas de hierbas silvestres, azafrán, miel cruda y cáscara de cítrico confitada. En boca, es profunda y vibrante, con taninos pulidos y un final salino que recuerda al té negro y a la piedra húmeda.

Maridajes

La Ribolla Gialla de Gravner es un vino de meditación, perfecto con platos de gran carácter territorial y materia prima. Ideal con setas, trufa, caza blanca, quesos curados o cocina asiática rica en umami. Servir a 15–16 °C, preferiblemente decantado.

Ficha técnica

• Denominación: Venezia Giulia IGT

• Añada: 2016

• Variedad: 100% Ribolla Gialla

• Vinificación: fermentación espontánea en ánfora, larga maceración

• Crianza: 6 años en toneles de roble + afinamiento en botella

• Alcohol: 13% vol

• Formato: 750 ml

• Servicio: 15–16 °C, decantado

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Gravner

Ánfora, silencio y la verdad del Collio

Una historia radical de regreso a la tierra

Gravner no es solo un apellido: es una declaración de intenciones. La bodega se encuentra en Oslavia, en el lado friulano del Collio, una región de colinas arcillosas y cruces culturales. Aquí, en los años 90, Josko Gravner emprendió una de las revoluciones más profundas del vino italiano contemporáneo, rechazando la vinificación “moderna” para redescubrir un origen más antiguo, austero y verdadero.

Su camino, a contracorriente y sin concesiones, comenzó abandonando el acero y el control técnico, hasta tomar una decisión extrema: fermentar y criar el vino en ánforas georgianas enterradas, siguiendo una tradición milenaria. Una elección entonces polémica, hoy referencia absoluta de la viticultura natural y filosófica.

Filosofía en el viñedo

El viñedo es sagrado. Las parcelas se cultivan con agricultura ecológica y sin riego, con densidades bajas y rendimientos mínimos. El trabajo agrícola es casi ascético, guiado por ritmos lunares y la voluntad de no forzar nunca la planta. Las uvas—especialmente Ribolla Gialla y variedades autóctonas como Pignolo o Tocai (hoy Friulano)—se recogen solo cuando alcanzan su madurez perfecta, en momentos únicos e irrepetibles.

Cada viñedo se cuida con paciencia y escucha, porque para Gravner, el equilibrio nace dejando hablar a la naturaleza, sin interferencias. Sin abonos químicos, sin tratamientos sistémicos, solo trabajo manual y presencia constante. La tierra dicta las reglas, no la tecnología.

Enfoque en la bodega

El corazón de la bodega está bajo tierra: un pequeño templo de ánforas de terracota georgianas, enterradas en dos tercios, donde los mostos fermentan con sus pieles durante meses. El vino nace en la oscuridad y el silencio, sin control de temperatura, sin levaduras añadidas, sin clarificación. Es un proceso lento, radical, primitivo.

Tras la maceración, los vinos reposan durante años en grandes toneles de roble, siguiendo siempre una filosofía coherente. Sin concesiones a la moda, sin prisa por embotellar. El embotellado solo ocurre cuando el vino lo exige, a menudo después de siete o más años de crianza. El objetivo no es la bebibilidad inmediata, sino la memoria líquida de un lugar y una visión.

La identidad Gravner: entre Ribolla y Breg

Los vinos Gravner no se parecen a nada: son vinos para escuchar, no solo para beber, densos, profundos, minerales, capaces de envejecer durante décadas. La Ribolla Gialla, fermentada en ánfora, es el emblema de este lenguaje: austera, salina, con taninos finos y notas de té negro y tierra. El Rosso Breg, de Pignolo, es un tinto introspectivo y potente, con matices de incienso, cuero y regaliz. Y luego están las añadas especiales, elaboradas solo cuando la naturaleza lo permite, embotelladas con parsimonia y fuera de toda lógica comercial.

Gravner no participa en ferias, no organiza catas públicas, no tiene redes sociales. El vino es el único mensaje. Por eso, cada botella se convierte en un gesto raro, casi ritual.