Krug Champagne Collection 1995

Krug Collection 1995 – La Energía Medida de una Añada Madura

Krug Collection 1995 es la expresión madura del Krug Vintage 1995, relanzado por la Maison tras una prolongada crianza en sus históricas bodegas. Esta cuvée icónica encarna el equilibrio perfecto entre potencia, elegancia y frescura, con una profundidad que solo otorga el tiempo.

Origen de la Añada
1995 fue un año con invierno frío, primavera seca y verano estable, ideal para una maduración lenta y completa. Las uvas presentaban concentración y acidez vibrante: una cosecha con gran potencial, interpretada magistralmente por Krug.

Filosofía Krug: Tiempo, Armonía y Precisión
Krug Collection ofrece una segunda vida al millesimé: más profunda, compleja y reflexiva, liberada tras más de 20 años de crianza sobre lías. Cada botella está numerada y se degüella solo cuando el vino alcanza su plenitud.

Ensamblaje y Vinificación

• Pinot Noir (48%) aporta estructura

• Chardonnay (35%) aporta frescura

• Meunier (17%) aporta redondez

Fermentado en barricas pequeñas de roble, sin fermentación maloláctica, sin filtración y con dosificación mínima.

Notas de Cata

• Color: Dorado intenso con reflejos ámbar

• Nariz: Membrillo, cáscara de naranja, almendra tostada, miel, brioche, café y tiza

• Boca: Cremoso, denso pero vibrante. Final largo, mineral, con fruta seca y especias dulces

Maridajes
Foie gras, gambas rojas crudas, capón con trufa, Brie maduro, risotto al Champagne.

Servicio
10–12°C | Copa de vino blanco o flauta ancha | Decantar opcional 15–20 min

Ficha Técnica
Añada: 1995 | Uvas: 48% Pinot Noir, 35% Chardonnay, 17% Meunier
Crianza sobre lías: 20+ años | Degüelle: tardío | Dosificación: ~6 g/l
Alcohol: 12% | Producción limitada y numerada

Maison Krug

Excelencia en Champagne desde 1843

Fundada en 1843 por Joseph Krug, Maison Krug es considerada hoy una de las casas de Champagne más prestigiosas del mundo. De origen alemán, Joseph Krug llegó a Francia con una visión radical: crear cada año un Champagne sin concesiones, capaz de ofrecer la máxima expresión del sabor, independientemente de las condiciones climáticas. Esta idea, revolucionaria en su época, sigue siendo la base de la filosofía de Krug, firmemente mantenida por la familia hasta hoy. Aunque actualmente forma parte del grupo LVMH, la casa ha conservado una independencia creativa y operativa excepcional, preservando una identidad que ha resistido las modas y los cambios del mercado, y consolidándose como referencia absoluta en el universo del Champagne de alta gama.

Selección extrema y relación íntima con cada parcela

El trabajo en el viñedo en Krug se basa en un conocimiento profundo de cada parcela individual. Las uvas proceden de unas 250 parcelas diferentes, vinificadas por separado con el objetivo de respetar y realzar la singularidad de cada microterroir. Krug no posee grandes viñedos propios, sino que se apoya en una red muy selecta de viticultores, con los que mantiene relaciones basadas en la confianza y la calidad. La selección de las uvas es extremadamente rigurosa y cada parcela se considera un vino en sí mismo, con la capacidad de aportar una identidad única al ensamblaje final. El respeto por el equilibrio natural y el uso de prácticas agrícolas sostenibles son hoy el centro de la filosofía de la casa, con un enfoque cada vez mayor en una viticultura de precisión que respeta la tierra.

La vinificación como arte de escuchar el tiempo y la memoria

En bodega, Krug representa la precisión artesanal y un enfoque absolutamente a medida. Cada vino base se vinifica por separado en pequeñas barricas de roble de 205 litros, una elección rara en la Champagne moderna, que permite una microoxigenación natural y una complejidad aromática excepcional. El otro pilar del método Krug es la conservación meticulosa de cientos de vinos de reserva procedentes de más de 15 cosechas distintas. Esta memoria líquida es lo que permite a Krug crear cada año su Grande Cuvée, el verdadero emblema de la casa, un ensamblaje de más de 120 vinos donde cada detalle se elige para dar vida a un Champagne fuera del tiempo. Las largas crianzas sobre lías—frecuentemente superiores a los 7 años—completan un proceso en el que no caben atajos y en el que la excelencia es el único objetivo.